sábado, 20 de abril de 2013

ADIÓS, MARGARET


     Adiós señora Thatcher, como metodista aprendiste las leyes de Dios, como química aprendiste las leyes de la ciencia y como abogada  las de los hombres. No te casaste por amor, sino por conveniencia política  y dineraria, dejaste a tu padres de lado, quizá por vergüenza de tu humilde procedencia. Ahora en tu ausencia definitiva espero que Dios te tenga en su gloria para toda la eternidad junto a tu compañero de correrías Reagan. Desde allí ya no podréis hacer más daño, debes mantenerte a la derecha de Dios padre para que con el rabillo del ojo te vigile, no vaya a ser que te reencarnes en diablesa y destroces la eternidad tranquila de las almas de aquellos a los que tú condenaste a un infierno en vida.

     Tú y tu secuaz cedisteis ante la presión de los ya muy ricos, y consentisteis en dejar sin regulación ni control a todo el sistema financiero mundial. Sin disciplina de ninguna clase, los banqueros y especuladores cimentaron el sistema corrupto que aun nos acompaña, desgraciando la vida de millones de personas y todo para que unos miles vivan en la opulencia más insolidaria.

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