viernes, 26 de abril de 2013

Relatos de un pescador afortunado: UN PUNTAL EN PEDORNES



                                                   UN PUNTAL EN PEDORNES
                                                                31-10-1997

     Conocí a mi acompañante en la armería Atlántica, era pecador aficionado como yo, comencé con él una típica conversación de pesca. Me dijo que llevaba muchos años pescando, y que, por desgracia, aún no había cumplido el sueño de pescar un robalo (en nuestro argot significaba una lubina de más de cuatro quilos, mas tarde con el paso de los años al hacerse mas difícil su captura, se rebajó a tres quilos), el hombre se lamentaba de su mala suerte, pues, según me comentaba, a lo largo de su vida de pescador, había acumulado cientos de lubinas pero ninguna considerada robalo, después de haberlo intentado durante mas de veinte años. Como él conocí a otros que me confesaron esa misma frustración, yo le comenté que la pesca de un robalo tiene un componente grande de intuición de cuando y como, y también de fortuna, yo no me consideraba un pescador demasiado experto ya que seguía aprendiendo todos los días, sobre todo analizando el como y el porqué de las experiencias vividas después de cada jornada de pesca, y cuando me quedaban dudas nunca dejaba de consultar pidiendo su opinión sobre un hecho en concreto a un pescador mas experto. Lo cierto es que en los cinco años que llevaba pescando en la costa ya había tenido la inmensa fortuna de disfrutar con la captura de varios robalos de más de cuatro quilos, me vio con asombro y me dijo que nunca había oído hablar de mí, que no era nada conocido y que cuando un pescador señalaba un pescado de tal categoría, lo primero que hacía era darle publicidad e incluso exponía fotografías como prueba en las armerías, que en ellas no había rastro de mí y mis robalos, le contesté que yo pescaba para mí y no pensando en lo que dirían de mí los demás, cada uno sabe las suyas y Dios las de todos, que yo me alegraba mucho de los éxitos de los demás, pero que más me alegraba de los míos y que francamente no necesitaba auto complacerme. Que a mí lo que me gustaba era la acción y que ya tendría tiempo cuando llegara a viejo para verme el ombligo y vivir de los recuerdos. Que justo al salir de allí me iba para Santa María de Oía para pasar una agradable tarde de pesca, ya que era víspera de cambio de fase lunar y a partir de las siete de la tarde, la marea me permitía visitar un “puntal” al que yo le tenía mucha fe, el hombre acabó diciéndome si podía acompañarme esa tarde y yo acabé aceptando, y allá nos encaminamos.

     Lo que más me sorprendió fue, que un pescador con más de veinte años de experiencia, nunca había visitado la zona en concreto a donde nos dirigíamos. El mar es muy grande, pensé.

     Cuando llegamos a Oia el mar tenía el punto ideal tal como yo preveía. No “tiraba” demasiado, pero sí lo suficiente para despertar mi interés, cruzamos unos campos delimitados por pequeños muros de piedra y accedimos a la zona del “puntal”. La marea estaba bajando y todavía la postura no era accesible, pues una fuerte corriente de agua que se movía con el vai-ven de las olas hacía peligroso el paso, tocaba esperar, sabía que en menos de media hora tendríamos la posibilidad de acceder sin peligro, pero mi acompañante arriesgándose innecesariamente lo intentó y pasó, aún a riesgo de sufrir un accidente, empezaba a arrepentirme de haberlo traído conmigo, no me pareció normal su comportamiento, me animó a que hiciera lo mismo, pero yo nunca asumo un riesgo de forma gratuita, esperé. Mi acompañante cuando yo accedí había pescado una buena lubina de cerca de dos quilos, comencé a “varear” con un “rapala original de 18 cm.” por la derecha, él estaba situado a la izquierda viendo hacia el monasterio y volvió a señalar otro pescado y a gritar ayuda, según él era un robalo, intenté serenarlo pues se puso muy nervioso, cuando por fin lo aproximó a tierra por la forma en que lo hizo me imaginé que era una buena lubina, pero no un robalo, le eché la mano y se la puse a sus pies, era prácticamente gemela de la anterior, el “rapala” lo tenía clavado en la comisura de la boca y uno de los otros “triples” en un lateral, esto explicaba la dificultad para aproximarlo. Mientras él trataba de soltar la lubina yo seguí “vareando”, pronto sentí una descomunal picada, el carrete cedía sedal viéndome obligado a apretar el regulador, pensé para mi que este si que era un señor robalo, desbloqueé el freno y me dispuse a trabajarlo con mimo para rebajarle la fuerza y después acercarlo con firmeza para no darle opción a desarmarme. Avisé a mi acompañante, que no se había enterado de la situación, le pedí que estuviera atento para que cuando lo arrimara bajara a por el, pero en vez de eso se puso a darme consejos, como que tirara rápido del animal, pero este estaba muy entero y tenía una gran fortaleza todavía, yo opté por cansarlo un rato antes de enfilarlo, no acabó de entender que aquello no era una lubina normal, continuamente me rompía la cabeza con consejos y comentarios que no venían a cuento. Yo daba todo por bueno, siempre que el lance terminara bien, cuando noté que el animal daba muestras de debilidad y obligándolo venía hacia tierra sin cabecear, comencé a tirar con firmeza para acercarlo cuanto antes, y ahí si se comportó mi acompañante, bajó cuando yo se lo indiqué y me ayudó a sacarlo.

      El animal era un señor robalo, andaba por los cinco quilos de peso, aunque mi acompañante decía que superaba los seis, se notaba su falta de costumbre de lidiar con animales así.


sábado, 20 de abril de 2013

ADIÓS, MARGARET


     Adiós señora Thatcher, como metodista aprendiste las leyes de Dios, como química aprendiste las leyes de la ciencia y como abogada  las de los hombres. No te casaste por amor, sino por conveniencia política  y dineraria, dejaste a tu padres de lado, quizá por vergüenza de tu humilde procedencia. Ahora en tu ausencia definitiva espero que Dios te tenga en su gloria para toda la eternidad junto a tu compañero de correrías Reagan. Desde allí ya no podréis hacer más daño, debes mantenerte a la derecha de Dios padre para que con el rabillo del ojo te vigile, no vaya a ser que te reencarnes en diablesa y destroces la eternidad tranquila de las almas de aquellos a los que tú condenaste a un infierno en vida.

     Tú y tu secuaz cedisteis ante la presión de los ya muy ricos, y consentisteis en dejar sin regulación ni control a todo el sistema financiero mundial. Sin disciplina de ninguna clase, los banqueros y especuladores cimentaron el sistema corrupto que aun nos acompaña, desgraciando la vida de millones de personas y todo para que unos miles vivan en la opulencia más insolidaria.

FRANCISCO, ¿QUIÉNES?


     No debemos tener miedo de la bondad, ni siquiera de la ternura. Estaré al servicio de los más pobres, débiles y pequeños. Hay que condenar a todos los Herodes sin lugar a inequívocos, la fe y la justicia son inseparables.

     Dios, como me gustaría creerte, como me gustaría que se llevara a cabo todo esto que dices, pero tú sabes, Francisco, que el poder que emana de los ricos católicos no te lo va a permitir, antes la guerra y la miseria, que perder ellos un ápice de su poder y riqueza. Los católicos practicantes, no son proselitistas aunque sí dogmáticos y ese dogmatismo los lleva a actuar en contra de la necesidad   de los más pobres y necesitados.

    Francisco, condenas la avaricia, el egoísmo, la violencia, las drogas, la trata de seres humanos y la sobreexplotación de los recursos naturales. Yo te digo que la avaricia, el egoísmo  y la violencia tienen nombres y apellidos, que hay que hablar alto y claro apelando a la conciencia cristiana de los católicos practicantes del pecado. Tus antecesores se limitaron a generalizar y sus denuncias se diluyeron en el equilibrio de la figura retórica de los usos y costumbres, guardaron las formas convencionales y no se mojaron. Si tú no te atreves a descubrir señalándolos con nombres y apellidos a los avariciosos, egoístas y violentos. ¿Quién lo va hacer? ¿nosotros, los temerosos?

     La Iglesia nos dice que somos imagen y semejanza de Dios. ¿Quiénes? ¿los ricos? ¿los pobres? ¿los de izquierdas? ¿los de derechas? ¿los guapos? ¿los feos? ¿los listos? ¿los tontos?. O somos o no somos, o es que semos. Esto no lo entiende ni Dios. 


domingo, 14 de abril de 2013

CRISTIANISMO DE CONVENIENCIA


     El año 2013 es el año con las cuentas mas austeras de la democracia, los recortes económicos recaen sobre todo en la parte más débil y desprotegida de la sociedad. La Iglesia recibirá a cuenta del Estado, la misma cantidad que venía percibiendo hasta ahora, 13.266.216 euros mensuales. La Iglesia va por libre y la crisis no le supone recorte alguno, su solidaridad no es más que una falsa intención. La Iglesia es rica y para los ricos, la pobreza y los pobres son su coartada para justificar el tinglado montado.
 
     No hay que esperar a acoger a los más pobres y débiles, hay que salir a su encuentro, salir en su búsqueda y rescatarlos de la miseria y la enfermedad, ellos por si mismos no irán a vuestro encuentro pues desconfían de vuestros gestos, tenéis que ganároslos con afecto, generosidad y amor cristiano, tal y como haría Jesús. Pero esto requerirá de sacrificio y renuncia, muy pocos de los que manejan los hilos de la Iglesia se sacrifican por sus semejantes, por no decir ninguno.

     Dios quiere un pastor cuyo corazón esté con los pobres, pero también quiere que los más pobres tengan una ayuda tangible por parte de los creyentes más poderosos e influyentes para rescatarlos del paro, desahucios, estafas, enfermedad y demás abusos de una clase dirigente que se dice cristiana.

     La buena voluntad es muy loable, pero las buenas intenciones sin esfuerzo se quedan en nada. Fuerza de voluntad y sacrificio con constancia llevan a conseguir objetivos. Constancia en el sacrificio es lo mínimo que tiene que ofrecer un creyente para ser creído. Pueden empezar por lo más fácil, denunciar y avergonzar comportamientos de cristianos confesos, con aptitud hipócrita y pecaminosa para con los más pobres y necesitados, comportamientos que son del dominio público como la doble moral de la banca vaticana que  debe ser convertida en una banca ética, dedicada al microcrédito para ayudar a los necesitados y eliminar el acceso que hasta ahora tienen todos los empleados del Vaticano, con hábito y sin hábito, a las cuentas blindadas libres de impuestos y que pueden administrarse de forma opaca.  Infinita paciencia es lo que Dios tiene con semejante tropa, unos son contemplativos e inanes y los otros pro activos interesados que no tienen ningún reparo en el expolio económico y de derechos de los más pobres, enfermos y necesitados.

LIBERTAD MAL ENTENDIDA, LIBERALISMO


     España es un país de aprovechados y buscones. Muchos españoles si tienen la oportunidad de robar, estafar y cobrar indebidamente lo hace y además se jactan de ello. Algunos son tan imbéciles que no tienen el menor recato en propagarlo a los cuatro vientos, son usos y costumbres de las últimas diez generaciones por lo menos. Fuimos y seguimos siendo ciudadanos-aldeanos de un país muy cortito y culturalmente muy pobre, por saber ni sabemos lo que nos conviene, somos tan cobardes que arrojamos la piedra y escondemos la mano, nunca somos culpables de nada pero siempre tropezamos una y otra vez en la misma piedra, acabamos dando el poder a quienes nos engañan nos machacan y explotan, en definitiva sintiéndolo mucho al final tengo que reconocer que tenemos lo que nos merecemos. Una mayoría de españoles se comportan como imbéciles y joden a una minoría que si sabe comportarse, la democracia en manos de ignorantes es como una dictadura. No, no me siento orgulloso de mis compatriotas que acumularon una deuda de tres billones de euros (entre la deuda privada de las familias y la deuda también privada de las empresas no públicas), gestada en la "década prodigiosa", por un ejercito de irresponsables, que con la aquiescencia de las autoridades económicas de este jodido país han terminado por hundir a España y especialmente a las clases medias y trabajadoras. Se permitió a la banca privada y semipública (cajas de ahorros), la total libertad para extender una red de préstamos pequeños, medianos y grandes para que todo el mundo se sumara a la fiesta del capricho y la apariencia. Todo ello sin garantías ni avales suficientes para tal dispendio.

     Se sobreentendía que todo esto pertenecía a negocios del ámbito privado y que el Estado no debía intervenir para no coartar la libertad. El liberalismo más salvaje al que le dieron alas, globalizándolo las  politicas de Teatcher y de Reagan, se extendió contaminando lentamente pero sin pausa el sistema económico mundial, sustituyendo el mercado real de productos tangibles por un mercadeo especulativo y virtual que siempre pregonó la derecha insolidaria y explotadora, y acabó por consentir el socialismo de salón. Camparon  a sus anchas las oportunidades de negocio expoliador y florecieron como capullos en una primavera húmeda y fértil, la España hortera y chabacana fue el despiporre. Mientras tanto los que de verdad sabían lo que se cocía se beneficiaron todo lo que quisieron y más: banqueros españoles, franceses y alemanes, grandes empresarios y multinacionales acudieron a desvalijar  a una nación llena de ignorancia, irresponsabilidad y egoísmo, que al tener libertad no hizo más que tirar y malgastar la oportunidad de crear una sociedad más justa y equilibrada.

     Y ahora que terminó la fiesta, como siempre, tenemos que pagar justos por pecadores, y es que además al parecer no nos queda otra, si no queremos que la honda expansiva arrase con todo, mientras tanto la Iglesia (la esperanza de los ingenuos) sigue muda porque está comprometida con los banqueros, con las finanzas mundiales en espera de cobrar sus primas a final de año.

     Hasta ahora los recortes y ajustes han ido en una sola dirección. ¿Cuando empezarán las verdaderas, las de la limpieza política y de la igualdad entre la ciudadanía? ¿Cuando la Iglesia pagará impuestos, para cuando la reducción drástica de políticos, eliminación de diputaciones y senado? ¿Para cuando un solo sueldo por político y la eliminación de coches, dietas, sueldos vitalicios, puestos de confianza? Cuando los que más tienen pagarán más como las grandes fortunas. Hasta ahora, solo los trabajadores han pagado por el error de una política deliberadamente puesta en práctica para y por el interés de los especuladores los únicos y grandes beneficiados.

PREBENDAS Y SILENCIO


     Las prebendas coartan la libertad y hacen de nosotros corderos. Ya no nos tomamos en serio ni a nosotros mismos, con el agravante de que quien nos dirige lo sabe y desactiva sin apenas esfuerzo nuestras reivindicaciones.
 
     Rutinario es ya el trayecto sindical de nuestra empresa y no da lugar a la sorpresa, hemos perdido hace ya mucho tiempo la dignidad a cambio del mamoneo y no tenemos arreglo. El desmantelamiento progresivo de derechos y sueldos es ya una realidad, como sigue siendo real nuestra comodidad y cobardía. Somos dependientes y siempre esperamos que otros más concienciados consigan arreglar lo de todos, hemos vivido a remolque y metidos en esta dinámica nos dejamos llevar por la corriente de que otros lo arreglarán, y si no es así, nos escudamos en que todo lo que nos pasa era, es y será irremediable.

     No damos la cara por nuestros derechos colectivos, pero si la ponemos en busca de prebendas personales, si rascamos aparece que casi todos tenemos una historia, que creemos oculta, que nos avergüenza y nos condiciona. Como si el silencio ocultara lo que es de general conocimiento, hipocresía y silencio es hasta ahora nuestro sustento. Como colectivo no somos más que un fracaso crónico y anunciado...  algunos tenemos más de lo que nos merecemos.

Relatos de un pescador afortunado: UNO DE SOSLAYO


                                                                  UNO DE SOSLAYO
                                                                         21-09-1997

      En aquel fin de semana de Septiembre hacía un tiempo espléndido. El domingo el mar tenía una forma de romper moderada y acompasada, insuficiente para quedarse en Monteferro, pero ideal para cualquier punto entre Silleiro y La Guardia. Así que aún no había amanecido cuando me encaminé con dirección a Silleiro; al pasar por Bayona todavía reinaban las tinieblas. Llegué a Silleiro y una tenue luz empezaba a mostrar el contorno oscuro de las rocas. Muchos pescadores al igual que yo habían tenido la misma idea, era rara la roca o saliente en que la silueta de un pescador no asomara. Decidí continuar con dirección Punta Centinela; y la misma cantinela se repetía. No me quedó más remedio, si quería practicar mi afición favorita, que continuar buscando una zona menos concurrida. Así llegué a las Orelludas, y vuelta a empezar, todo estaba copado. A estas alturas, lo mejor, el amanecer ya lo había perdido. No sé porqué pero, al final, terminé en Pedornes, donde menos esperaba ya que, con la marea llena, no era santo de mi devoción esa “postura” pero, al menos, estaba sin ocupar y podía moverme con total libertad, así que enfilé mi Suzuki por el camino de la costa para aprovechar el tiempo, y no trasladarme con todo el equipo desde la carretera general. El mar sonaba acompasadamente a pesar de su estruendo, era relajante y te llamaba. Bajé por el centro de un campo de tojos que partía en dos un pequeño sendero, senda que desembocaba justo en la “postura” que yo intuía que tendría una oportunidad, más que nada por la altura de la marea que me permitía usar mi “rapala” favorito en aquellas circunstancias, un “Original de 18 cm.”, un cebo a pedir de boca para los grandes robalos. Al asomarme al mar, vi que era factible su empleo y que en caso de picada, a mi derecha tenía la posibilidad de maniobrar con cualquier lubina por muy grande que fuera esta. Justo en ese lugar yo nunca había capturado un robalo, pero alguna vez tendría que ser la primera. Así que monté el “rapala” y empecé a varear de soslayo a mi izquierda, haciendo que el “rapala” circundara la piedra que lavaba el mar. No sé decir si fue al tercer o cuarto intento cuando sentí una monumental picada, un arreón mayúsculo a menos de diez metros de mi posición; di gracias a Dios por montar un 30, el tirón era bestial, el carrete comenzó a ceder sedal muy lentamente, no estaba bien regulado para mi gusto. Desbloqueé el carrete, pero tuve que aguantarlo en firme sin darle cancha, ya que el lugar estaba prácticamente rodeado de piedras que la resaca descubría al retroceder, el sedal respondió y eso me permitió aguantarle las primeras embestidas llenas de dureza, pero no me convenía darle demasiada tregua, así que aprovechando un golpe de mar que me lo empujó hacia tierra, tiré en firme de el hasta meterlo por mi derecha, encaminándolo, después de saltar con la caña levantada, para procurar conservar la tensión del sedal, hacia una piedra inclinada en forma de rampa imperfecta por la que subía el mar. Cuando lo situé en el nacimiento de la rampa, esperé un golpe de mar que me lo empujara y justo en ese momento ayudar yo, tirando fuerte para que el robalo subiera resbalando por la mojada y pulida piedra, hasta quedar en seco a mis pies. Sólo tuve que agacharme y, sin urgencias de ninguna clase, lo sujeté por el cuerpo del “rapala” que lo tenía clavado con los tres triples. Subí a la piedra donde tenía la bolsa de pesca, corté el sedal y volví a atar otro “rapala” igual para continuar “vareando”, pues estos animales a menudo arriman a la costa en pareja. Después de probar por toda la zona  casi una hora más, ya empezaba a asomar el sol a través de la sierra “Do Argallo”, que estaba a mi espalda; las aguas habían adquirido una claridad que no ayudaba, además mi espalda se empezaba a resentir, ya me encontraba saturado.

       Así que recogí y me encaminé de vuelta con mi robalo de más de cuatro kilos, aún no eran las once de la mañana cuando arranqué el Vitara, venía eufórico, sentía que la vida me sonreía, era un hombre tremendamente afortunado por la experiencia que acababa de vivir, y eso que no era el primero que hizo que me sintiera el “Rey del Universo”, ya estaba de vuelta, pero me sentía bien, muy bien.






domingo, 7 de abril de 2013

APOCALIPSIS MORAL EN EL VATICANO


     Los delincuentes de la economía, esos que en apariencia son señores de primera categoría, encuentran un filón de oro al depositar el fruto de sus fechorías en países que sirven de lavadero al dinero negro, dinero procedente, en la mayoría de los casos, de actividades mafiosas y de estafas a sus compatriotas. No me estoy refiriendo a ningún país tercermundista, sino a países europeos con una marcada historia de cultura y educación por encima de la media: Luxemburgo, Chipre, Malta, Andorra, Mónaco, San Marino, Liechtenstein, colonias británicas como Gibraltar y por fin el país sobre el papel, más sorprendente de todos, El Vaticano, si han leído bien, El Vaticano, el centro del universo, el ombligo del mundo, el lugar sagrado por excelencia es un antro de corrupción y  sirve de lavadora de dinero negro procedente de delitos inconfesables, donde es raro el habitante con hábito o sin hábito que no especule con ese dinero.

      Sorprendentemente es algo público y se habla de ello con absoluta naturalidad en los medios de comunicación, lo acabo de escuchar de boca de una catedrática de economía en el programa La Ventana, en la cadena Ser. Si ya antes era escéptico, ahora ya acabo por no creer en nada ni en nadie. Esto es el apocalipsis moral, después del desastre económico.

OBREROS, REYES Y ZÁNGANOS


     La sociedad entera es como una colmena, donde los obreros son la inmensa mayoría y se dejan gobernar, por los sobre el papel más capacitados. No suponiendo esto abuso de poder, pues si esto sucediera hay mecanismos para corregir y encauzar ese poder al servicio del interés general de la sociedad.

     El respeto mutuo y la igualdad de oportunidades es lo que hace factible la convivencia, pero cuando los reyes (gobernantes) toman partido por los zánganos (especuladores y oportunistas), se rompe la armonía. Como una mancha de aceite se va extendiendo la corrupción que alimentan los zánganos, impregnando de ella a los reyes que con su ambición acaban por ceder ante la oportunidad de enriquecimiento fácil y rápido, a medida que los reyes y zánganos se enriquecen, los obreros empobrecen.

     La crisis no es más que una guerra encubierta. El sistema necesita eliminar lastre y lo tiene que hacer de la forma que a los reyes le parezca más civilizada, que no es otra que anticipar disimuladamente la muerte de aquellos obreros menos productivos para la sociedad, o sea: los enfermos, ancianos y dependientes. Aquí es cuando los mecanismos, Justicia (brazo ejecutor) e Iglesia (brazo moralizador), fallan estrepitosamente, porque el poder judicial y la cúpula de la Iglesia, organismos compuestos ambos, por hombres zánganos y acomodados  no cumplen con su razón de ser, abandonando sus principios que no son otros que la protección y el amparo de los más pobres y necesitados, defendiéndolos si se tercia, que si se tercia, con uñas y dientes de la injusticia del poder corrompido y apelando a la conciencia cristiana de que tanto presumen los poderosos.

sábado, 6 de abril de 2013

Relatos de un pescador afortunado: EL CABEZÓN Y EL CARDUMEN


                                              EL CABEZÓN Y EL CARDUMEN
                                                               25-06-1997

     Aquella tarde del mes de Junio, me asomé por Monteferro. Era temprano, no más allá de las cinco de la tarde. Estaba pendiente de un cardumen enorme que se movía entre Monteferro y las Estelas. El primer día que lo vi a lo lejos, este se movía agitado de un lado para otro por la banda de la Estela Mayor; deduje que si había alguna lubina esta estaría encelada con el cardumen. Como la pleamar era a las ocho y anochecía pasadas las diez, opté por irme y volver unas horas mas tarde, a ver si había suerte y el pescado arrimaba a tierra.

     Cuando regresé, eran casi las ocho de la tarde y, a simple vista, no había rastro del cardumen. Monté la caña más corta y ligera, pues el mar no tiraba demasiado, como cebo dispuse una “caw down original de 11cm.” que ofrecía un buen lance e imitaba con mucho realismo a una pequeña “xouba”, como las integrantes del cardumen. Comencé a lanzar en la “postura” más cómoda; después de diez minutos intentándolo y no tener picada alguna, me desplacé “vareando” hacia el interior de la ensenada; “trabajé la zona en abanico” y seguí sin sentir nada, pero al poco, por mi derecha, cerca de la zona por donde había comenzado a lanzar, noté cómo en la superficie del agua saltaban asustados un grupo de pequeños peces; retrocedí sobre mis pasos y comencé a lanzar hacia donde vi el movimiento; efectivamente ya en el primer lance obtuve la primera picada de una lubina de unos 700 gramos, continué lanzando y era raro el lance en que no clavaba pescado, venía la noche encima y las picadas se fueron espaciando a medida que oscurecía.

      Prácticamente era noche cerrada cuando recogí y subí al coche. Durante el camino de regreso a casa fui madurando la idea de madrugar al día siguiente y continuar pescando al amanecer. Puse el despertador para las cinco de la madrugada y a las seis ya estaba de vuelta. Aún era de noche cuando bajé a la “postura”, mis ojos empezaban vislumbrar la primera y tenue claridad del día. Recomencé la acción de pesca; la marea venía subiendo desde hacía cuatro horas, la marea estaba casi a la misma altura que la había dejado el día anterior; sobre el papel, por lógica, el pescado debería continuar allí y así fue, creo recordar que no en el primer lance pero sí a partir del tercero el pescado comenzó a entrar, prácticamente no fallaba lance y así durante cerca de dos horas capturé diez y siete piezas de similar tamaño a las del día anterior, en total veinte y ocho piezas, unos veinte quilos de pescado.

     Eran ya cerca de las ocho de la mañana y las picadas empezaban a espaciarse a medida que avanzaba el día, recogí y volví de regreso a casa, estaba hecho polvo, necesitaba una ducha y descansar, pero ya me había hecho a la idea de que a la tarde, a última hora volvería a intentar rematar la faena.

     Cuando llegué de regreso eran las siete de la tarde y, por desgracia para mí, la “postura” estaba ocupada, pero tampoco me importo demasiado, sólo era uno, que además conocía de experiencias anteriores, le saludé y me comentó que llevaba allí sobre una hora y que no había sentido picada alguna. El hombre empleaba una cucharilla Evy que, con las condiciones del mar, yo entendía que era una opción equivocada, y más que pescar aquello avalaba, así que me desplacé unos cincuenta metros a la izquierda, y en un puntal que apuntaba directamente a la localidad de Bayona, comencé a usar el “rapala” que tan buen resultado me había dado. Tuve que esperar para sentir la primera picada hasta cerca de las ocho, pero como en el día anterior, prácticamente no fallaba lance. Llevaba ya acumuladas media docena de lubinas cuando el “cucharillero” se vino hasta mi posición para lanzar, le di mí opinión de que no debía usar la cucharilla en aquella zona si quería quedarse allí, y el cabezón comenzó a lanzar con ella justo donde yo lanzaba, como no tenía ganas de discutir, gastar tiempo y energías de forma estéril en un momento como ese, me fui y pasé a ocupar la “postura” que él había dejado, con la bendita suerte de que allí seguí pescando con mi “rapala” a un ritmo incluso mayor que el anterior, así una y otra vez hasta acumular un total de quince lubinas. El cabezón, cuando yo recogí y marchaba para el coche, continuaba “bombardeando la postura” con la cuchara, había conseguido cuatro y parecía incansable, allí lo dejé “repartiendo leña a diestro y siniestro”.