viernes, 28 de noviembre de 2014

BUITRES, GAVIOTAS Y OTROS PÁJAROS DE MAL AGÜERO


     Viviendo como estamos viviendo entre buitres chaqueteros, gaviotas carroñeras y otros pájaros de mal agüero, porque vamos a creernos que no nos conviene votar a Podemos. Los voceros mediáticos, estómagos agradecidos de la casta dominante y comportamiento aberrante; se esfuerzan de una forma torticera en tergiversar cualquier información sobre esta formación política, buscando el descrédito de sus representantes antes de que lleguen democráticamente al poder.

     Los hasta ahora políticos pro-sistema tuvieron ya sus oportunidades, con el resultado que ya todos conocemos. A ellos personalmente no les a ido mal, se encuentran muy a gusto, trabajando poco y cobrando mucho. En cambio a los trabajadores si que les a ido mal e incluso terriblemente mal, los que aún conservamos nuestros trabajos, trabajamos más cobrando menos y los que lo han perdido en la mayoría de los casos ya han perdido la esperanza de recuperarlo, mientras los "pájaros" están bien cebados pero como carroñeros que son no tienen compasión, riéndose como hienas del pueblo trabajador.

jueves, 20 de noviembre de 2014

DE BARES A CEDEIRA, PASANDO POR ORTIGUEIRA.


                                                                  PARTE I  
                                                               LA LLEGADA

      Estos días atrás, Esther mi pareja, y yo estuvimos recorriendo una zona de Galicia hermosa e impactante. Salimos de casa y rodamos por la carísima A-9 cara al norte camino de La Coruña, donde paramos para hacer unas compras en Marineda y aprovechamos para comer antes de llegar a nuestro destino. El GPS nos fue conduciendo dirección Mera de abajo en Ortigüeira en busca de una casa de turismo rural donde nos alojaríamos. Pero hete aquí que la nueva tecnología vía satélite nos indica que llegamos a nuestro destino en medio de un arbolado y frondoso bosque, e insistía que a nuestra derecha estaba nuestro alojamiento.

       A la derecha había una casucha defendida por un viejo y pulgoso perro que nos ladraba sin cesar, la preocupación y la decepción se iba adueñando del gesto de mi pareja, pero yo tenía la seguridad de que aquello no era lo que había contratado por Internet. Efectué una llamada vía móvil a Manuel, dueño de la casa donde nos teníamos que alojar, este contestó mi llamada y, al explicarle nuestra situación nos reorientó. Me olvidé del puñetero GPS y como en la "antigüedad" el boca a boca funcionó hasta encontrar la casa O Vilar. Esta, enclavada a mitad de la falda de un monte arbolado, protector de un valle surcado por un río que los manzanos llenaban de fragancia por el olor del fruto ya maduro, nos dió la bienvenida y como un salvavidas nos acogió.


     La casa resultó atractiva, pues el buen gusto, el orden y la limpieza le daban ese punto donde te encuentras con el confort. Una terraza en forma de galería, construida en madera, creo que de teka, fue el plus desde donde vimos al atardecer, el fenecer del sol. Una ducha reparadora no fue de hacernos olvidar la falta de una bañera para el relax, pero por lo demás bien, muy bien se estaba en el lugar.

     Despertamos con el alba y después de una gratificante ducha con agua bien caliente, bajamos a desayunar. En una sala acristalada, decorada con muy buen gusto, e integrada con la naturaleza por su trasparencia, nos sirvieron un abundante desayuno compuesto en su mayor parte por productos elaborados artesanalmente, panes, mermeladas, quesos y repostería, estaban riquísimos. Calidad y cantidad para desayunar como un marajá. La amabilidad y la buena disposición de Manuel asesorándonos y aconsejándonos nos facilitó muchísimo la planificación a la hora de visitar una zona que resultó espectacular desde el punto de vista paisajístico y gastronómico.

                                                                   PARTE II
                                                              LA APARICIÓN

      Camino del Cabo Ortegal, pasamos por Cariño un pueblo bonito de verdad, en el cabo un faro moderno con muy buen acceso nos recibió con la sombra de un gran farallón que conformaba un acantilado espectacular. Después de las fotos de rigor, reculamos sobre nuestros pasos y nos dirigimos por la segunda subida a la derecha camino del mirador Da Miranda. Por suerte el día resultó claro, diáfano y sin viento. Cada minuto, cada momento era para disfrutar, pues nos encontramos en el alto con un espectáculo que nos sobrecogió el ánimo. La ría de Ortigüeira apareció con todo su esplendor, en el centro el arenal de Morouzos destellaba como una tiara resplandeciente por un sol que asomaba en el oriente. Mi pareja y yo, por un momento, sentimos estar en el Olimpo de los Dioses y una lágrima de emoción a Esther se le escapó.

       Tan ensimismados estábamos que nos costó arrancar camino de San Andrés de Teixido, que era la meta que de vivos queríamos visitar para no volver de muertos. De camino a Teixido atravesamos montes por veces desolados por los vientos de los temporales que por allí,en la sierra Da Capelada suelen reinar, y llegamos al Mirador Da Garita, donde, a la izquierda gigantes eólicos  reposaban con sus aspas en paz, a la derecha se asomaba un acantilado que en toda Europa no tiene par. Un muro de piedra protector nos ayudaba a digerir un vacío que las piernas hacia temblar en aquellos acantilados llamados de Vixía Herveira con más de 600 metros de caída en vertical. Al borde del acantilado un hombre de mediana edad al que acompañaba la soledad, compartió con nosotros la estancia en aquel lugar, le saludamos con un buenos días y nos respondió con una sonrisa que reflejó bonhomía, por su timidez pensé que era extranjero tal vez. Después de gravar un vídeo y sacar unas fotos, nos encaminamos ya directamente al santuario de Santo André de Teixido.

      Aparcamos en lo alto del pequeño pueblo en una plaza que por su tamaño cabría un autobús, descendimos caminando entre puestos donde se vendían recuerdos artesanos y rosquillas, hasta acceder a la capilla que por cierto en ese momento estaba vacía, solicitamos en silencio nuestros deseos al santo, y tanta fue nuestra concentración, que cuando finalizamos la oración, había con nosotros una compañía y vimos con sorpresa que la presencia correspondía al hombre que saludamos con un buenos días y que nos correspondió con una sonrisa de bonhomía. Salimos del templo en silencio hasta confundirnos con el gentío, compramos unas rosquillas, nos regalaron un ramillete de hierbas, que decían del santo y continuamos nuestro camino. Como si nos leyésemos el pensamiento el uno al otro, nos preguntamos casi al unísono si pensábamos lo mismo, y  resultó que los dos, quizás llevados por una fantasía, creímos ver en carne y hueso al Santo André de Teixido. Fuera o no fuera cierta la elucubración, tanto nos gusto que con nosotros se quedó.

      Continuamos camino, dirección Cedeira y nos encontramos un indicador que decía bosque petrificado,  la curiosidad hizo que aparcáramos a la derecha, caminamos y al rato dimos con un bosque de árboles caídos que como piedras eran testigos de nuestra andanza contemplando aquel paisaje fantasmal e impactante desde donde se advertía el santuario que habíamos dejado atrás, el lugar, no por desolador dejaba de ser hermoso; arboles, piedras y almas parecían una misma cosa, sintonizaban una escena, por veces terrorífica, por veces magnifica.

     Continuamos nuestro camino y llegamos a Cedeira, magnífica villa donde comimos muy a gusto en el Kilovatio, dando por terminado el recorrido programado.

                                                                    PARTE  III
                                                  EL MEJOR BANCO DEL MUNDO

     Al día siguiente con los consejos de Manuel en el peto, después de desayunar partimos para Estaca de Bares. El día como el anterior resultó ideal, con sol y sin viento recorrimos aquel espacio desolado donde la punta del cabo, rocosa, intermitente y afilada se adentraba en el mar separando las aguas del Atlántico y las del mar Cantábrico en el punto más septentrional de toda la Península. El faro, habitado por un farero llamado Eugenio que en ese momento estaba ausente, estaba cerrado y nos quedamos con el recado de Luís también farero amigo y compañero.

      Nos desplazamos hasta el pueblo de Bares, por la peculiaridad de su puerto de origen fenicio pues aun se aprecia la escollera construida al parecer en el siglo VII a.c., las ciclopeas piedras redondas depositadas allí, despeñándolas monte abajo sirvieron y sirven como refugio de una ensenada en la que barcos, primero fenicios y luego romanos, buscaron abrigo, aunque hay quien dice que sus raíces se hunden en el tiempo como una obra megalítica de raíces espirituales y funerarias. Curioso, misterioso y precioso resultó el pueblo de Bares.

      Continuamos nuestro recorrido buscando los acantilados de Loiba, no tan altos como los de Vixía Herveira pero tanto o más espectaculares. Desde la carretera general nos desviamos a la derecha dirección Picón, pero por circunstancias que no vienen al caso, llegamos a una hermosa playa llamada de Esteiro. Playa practicamente virgen donde desemboca el río de su mismo nombre, formando un estuario dunar, atravesado por un sobreelevado paseo de madera desde el cual se podía observar de cerca la fauna y flora de tan espléndido lugar. Un pinar que se estendía de media ladera hasta el playal de mar abierto, embellecía todo el contorno, la playa era castigada por un oleaje que casi nunca  tenía paraje pero ayudaba a conformar el paisaje. Abandoné el lugar con pena, pues como pescador que soy el lugar para su práctica era espectacular.

      Retrocedimos sobre nuestros pasos buscando la playa de Picón por recomendación, cuando la encontramos nos llevamos una pequeña decepción, era bella pero nada en ella dejó en nosotros huella. A continuación si que encontramos algo que llamó nuestra atención; a lo lejos divisamos un solitario banco de madera,  nos sorprendió por lo estraño de su ubicación.

 Nos acercamos y observamos que estaba asentado cerca de un precipicio, nos sentamos en él y recordé el comentario de Manuel, "en los acantilados de Loiba está situado el mejor banco del mundo". De pronto comprendí lo que me había querido decir, viendo enrededor y fijando la vista hacia el Cabo Ortegal, el espectáculo en aquel lugar era como un gran escenario que dejaba al resto del mundo en precario. Se abrió el telón y lo que vimos nos dejó asortos de conmoción. Aquel banco dada su ubicación era como la platea del gran teatro de la vida y de la muerte, el paisaje fuerte y agreste se rompía en la lejanía, en la cercanía se desplomaba y se hundía, el precipicio descomunal rompía toda monotonía hasta hacer del lugar un sitio para soñar si hiciera falta todo un día. Entendí a Manuel y entendía al inglés que bautizó con toda la razón del mundo aquel banco con el nombre de "The best bank of the world".

      Dejamos el lugar conmocionados y continuamos por un sendero asfaltado,  que orillaba unos acantilados rebosanes de belleza impactante, grandes farallones de piedra emergían rompiendo al mar que bravo se batía, una lucha de titanes parecía, el mar los abrazaba con tal fuerza que ha algunos atravesaba, el agua traspasaba su vientre y después la vomitaban con violencia.

    Llegamos a un cruce de caminos y encontramos un indicador que rezaba Ribeira do carro, nos desviamos a la derecha con el todoterreno y por un sendero estrecho pero con buen firme que serpenteaba ladera abajo el acantilado, bajamos hasta cerca de una playa formada por grandes guijarros, más que una playa aquello era como un gran estropicio, la fuerza de la naturaleza explotaba reventando contra el acantilado, siglos de duro trabajo dieron aquel resultado. Grandes farallones que emergían afilados desgarraban las aguas bravas del  Atlántico, mientras las paredes del acantilado lloraban sedimentos, coloreando al agua de grisácea manera hasta conformar una franja que marcaba su frontera. El espíritu atávico que a todo hombre acompaña me descarnó las entrañas, en aquel lugar sentí como mi alma se hermanaba con aquellas fuerzas estrañas. El aliento de Neptuno y Poseidón se veía reflejado en aquella lucha de titanes, hasta sentirme inane por el poderío de semejante desafío.

       Tantas emociones y conmociones acabaron por despertarnos el apetito y continuamos camino a Espasante donde en El Planeta muy bien comimos y rematamos una jornada que complementada con la anterior dejó una profunda huella en nuestro interior. Gracias a momentos como los anteriormente relatados, hacen que la vida sea una sorpresa cada día y marchamos convencidos de que volveremos a visitar tan espléndido lugar.
                                                         
   



                                                                       FIN
                           

     

     

viernes, 14 de noviembre de 2014

Relatos dun pescador afortunado: PRÓLOGO



                                                             PRÓLOGO


     Estes relatos son o resultado de escudriñar na miña memoria, onde gardo os recordos acumulados a través dos anos. Nunca antes escribira outra cousa que non fose un informe ou partes de incidencias por razón do meu cargo como policía portuario, por iso cando comecei este, para min, desafío, custoume arrancar. Comecei a escribir esta serie de relatos medio en serio, medio en broma, sen unha idea clara do que quería facer. Recordo escribir un par deles como proba, con máis escepticismo que fe, ao rematalos e relelos me asaltou a dúbida pois non me desgustaron, pero a pesar de todo desconfiaba que o meu xuízo fose parcial, así que decidín dalos a ler e pedir unha opinión neutral e sincera. Non me quería embarcar en algo que se traducise nun esforzo inútil e baldío. As persoas que os leron: un, o meu compañeiro Hernández (consumado e extraordinario pescador), outro, o meu bo amigo Benito (que nin lle gusta nin practicamente entende nada de pesca) e, por último, a bibliotecaria do porto, Bruna, á que teño que agradecerlle a corrección de todos e cada un dos relatos. Coincidiron os tres no xuízo de que lles parecían interesantes: Hernández comentoume que eran moi auténticos e realistas, que dalgún xeito se vía reflectido neles. Benito animoume dicíndome que eran entretidos, doados de ler e moi dixeribles. Bruna que, a pesar dalgunhas faltas de ortografía, eran publicables. Estas opinións foron o combustible que necesitaba para arrancar e predispoñer o meu estado de ánimo para continuar escribindo.

     Creo que despois de case dúas décadas practicando a pesca ao "spinning", acumulei unha serie de experiencias persoais que, a día de hoxe,  permitenme ter unha bagaxe suficiente que me dá o valor para enfrontarme á sempre difícil creación dun libro como este. Apoiándome niso remátoo coa satisfacción de crelo entretido, doado de ler e de entender, mesmo para aqueles que nunca se achegaron ao mar coa intención de pescar. Para aqueles aos que lles guste pescar, espero que lles sirva como un marco de referencia no que se mestura a esencia humana de cada relato coa asimilación de experiencias prácticas, para facilitar a comprensión de certos conceptos que axudan ao pescador a disipar dúbidas e a non perder o tempo en cábalas innecesarias.

jueves, 6 de noviembre de 2014

MALDICIONES II


     Malditos los seres hipócritas y egoístas que tanto abundan y que también se camuflan. Malditos los enchufados y privilegiados que desplazan a los más preparados, competentes y solidarios. Malditos los acomodados, por ser todos ellos rémoras en el presente que condicionan el futuro de la gente. Malditos los malintencionados, por poner su inteligencia al servicio de la apariencia. Malditos los aparentes, pues no son nunca buena gente. Malditos los políticos cobardes y delincuentes que después de robar el presente y el  futuro de millones de compatriotas nos toman a todos por idiotas. Malditos los sindicalistas arribistas pues solo van a lo suyo, favoreciendo  chanchullos. Malditos los idiotas que a pesar de ser masacrados en sus derechos dan todo por bien hecho... Seguiremos maldiciendo.