viernes, 29 de marzo de 2013

CON DISPLICENCIA Y CONNIVENCIA


     El sr. Rajoy, presidente de todos los españoles, por suerte para algunos y para desgracia de la mayoría, demostró que es una persona prepotente, irrespetuosa y rencorosa, no olvida y no perdona los que él cree agravios. Su persona no está por encima del bien y del mal, él es por voluntad propia la cara visible de un partido político que engañó, manipuló y que no cumple ni cumplirá las promesas que nos hizo para acceder al poder. La ingenuidad de millones de personas le allanaron el camino, la maquinaria propagandista basada en la hipocresía y en las medias verdades, funcionó, y muchos creyeron en él. Ahora ya en el poder se dedica a joderle la vida a la mayoría de los españoles, incluso a varios millones que lo votaron. Trata a todas estas personas con desprecio y displicencia, son como moscas cojoneras que le molestan e incomodan. Su verdad es la única verdad y los demás, o somos unos ignorantes o sólo buscamos lo que él. El busca rendimiento económico, y nosotros los demás también, él lo busca para unos pocos y nosotros lo queremos para todos, y cuando decimos para todos es incluso para los de él.

     El rendimiento económico lo queremos en su justa medida para: empresarios y trabajadores, para los de arriba y para los de abajo. Con lealtad y sin engaños, con solidaridad que cubra la necesidad de los desamparados. El tufo autoritario y de perdonavidas de esta derecha no ayuda a normalizar la convivencia entre los diferentes grupos sociales, esta derecha es sectaria y monolítica, y utiliza el miedo, el temor al desamparo, y las amenazas solapadas para imponer una doctrina errónea y equivocada, interesada en defender la desvergüenza de los poderosos. Estos desde sus poltronas los presionan para que no aflojen ni un ápice. En connivencia, las cúpulas bancarias, empresariales y eclesiásticas cometen escarnio, obligando a la cúpula del Partido Popular, el menos popular de los partidos, a terminar con la masacre que el anterior partido en el gobierno comenzó, por miedo a perder privilegios y una vida llena de confort.

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