Ana Mato y su equipo técnico, formado por supuestos profesionales, que quiero creer son titulados médicos, están perdidos en un laberinto de irresponsabilidad e incompetencia. Esta ministra de cara circunspecta y llena de amargura, nunca pensó en verse en semejante trance, su trabajo de mamporrera de la industria de explotación sanitaria, encargada de velar por la salud del beneficio de los que como ella anteponen la rentabilidad económica a la salud de las personas, se le ha ido de las manos.
Esta inútil que se metió, no por estar especialmente capacitada, sino por presumir de un cargo para el que no es apta por falta vocación y formación, al que se agarra cual garrapata por la pasta y los privilegios que conlleva, nos ha llevado al ridículo más vergonzoso. Los elementos que la acompañan en su andadura son todos unos caraduras, se dicen médicos, pero no son más que terroristas clínicos, pues miedo y terror es lo que inoculan a la población. Dimitan todos por el bien del pueblo español.
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