sábado, 4 de octubre de 2014

LISBOA Y LOS ÁNGELES CANTORES


      Hay cosas que hasta que no las vives personalmente cuesta creer que sucedan y más contarlas por lo increíble y cómico de una situación que aparte se condiciona por la intimidad de un acto que se viene practicando desde los tiempos más remotos hasta hoy.

       El día 13 de mayo a las 22.30 horas en Lisboa (hora portuguesa), en la calle 5 de Octubre a la altura del hotel Turim Iberia donde estábamos alojados mi pareja y yo, discurría una procesión con varios cientos de fieles. Cada uno con su vela encendida cantaban una salvemaría, que como un murmullo se escuchaba desde nuestra habitación y tal parecía que procedía del inframundo, a medida que se acercaba más nos acojonaba, pues aún no éramos conscientes de la procedencia de la plegaria que poco a poco se acercaba entremezclándose al unisono con nuestros suspiros y jadeos, llegando justo en su confluencia al inicio de nuestro orgasmo, que tal parecía una experiencia de éxtasis subiendo a un cielo lleno de ángeles cantores y redentores de nuestros espasmos maritales. Se confundieron los jadeos con los rezos mezclándose de tal forma y manera que parecía una película berlusconiana, ni hecho adrede hubiera salido mejor. 

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