España va mal, muy mal, el fracaso de todos es el calvario de los más pobres y necesitados. Tenemos que detener la hemorragia que nos retrotrae a los tiempos de la vergüenza. Los fracasados no pueden seguir comandando esta deriva, ni P.P. ni P.S.O.E. reconocen su fracaso y traición al pueblo español, pero dan por hecho que la situación se recompone alrededor de una corona que les sirve de parapeto para conservar sus privilegios de casta.
Es patético y de pandereta hispánica tanta parafernalia inútil y torticera, el tontismo de nuestros gobernantes y del poder mediático a su servicio es comparable a la estupidez suprema. Idolatran al rey hasta el punto que le ríen las gracias, cual bufones, a un ser que representa a una institución que se ha vuelto vulgar, inútil y obsoleta. Esta venerable anciano de comportamiento hipócrita y anticristiano a vivido como Dios a cuenta del erario, todo lo que de bueno pudo en su momento hacer, ya lo ha cobrado y bien cobrado, por lo tanto a que viene tanto maniqueísmo barato.
Las encuestas dicen que el pueblo español en su inmensa mayoría aboga por continuar con la monarquía-parlamentaria, y que el próximo rey es la antítesis de su padre. Entonces a que esperan para refrendarlo mediante referéndum y así evitar el ruido que inevitablemente se va a levantar. ¿Es que nos ocultan algo? El principio a seguir es la honradez, la solidaridad, la trasparencia y la competencia en el trabajo, si esas premisas se cumplen ya sea con la república o con la monarquía que más da, lo importante es que el gato cace ratones.
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