sábado, 2 de noviembre de 2013

TRABAJADORES DE USAR Y TIRAR


     Tener trabajo actualmente en España no garantiza unas condiciones económicas para llevar una vida minimamente digna. Si seis millones de trabajadores no encuentran salida a una situación de pobreza extrema y solo encuentran sustento solidario en sus familias y en organizaciones de caridad, otras tantos sufren condiciones leoninas en sus trabajos, con salarios que solo les sirven para una subsistencia muy básica y con sus derechos pisoteados hasta el punto de trabajar horas extras de forma gratuita, con la esperanza de conservar un empleo que les sirva para no caer en la indigencia total. El terrorismo económico de la clase empresarial es demoledor y los poderes públicos que están en manos de sus representantes, se están aplicando en facilitar la explotación esclavista de los trabajadores. Consideran a estos, no ya como a personas, si no como objetos de usar, exprimir y descartar sin importar esta forma de actuar.

      Mientras, los políticos que son los responsables del expolio a sus votantes, continúan dedicados a la prevaricación y al cohecho, con unas sofisticadas maneras que hacen practicamente imposible el desentrañamiento de los miles de delitos cometidos al amparo de una legislación inextricable y que diverge en caminos llenos de formalismos, hasta llegar a la conveniencia personal e insolidaria. Políticos que se han dejado corromper en algunos casos con unos trajes, un automóvil o cualquier otro regalo, manifestando así no sólo su codicia sino al mismo tiempo una repugnante vulgaridad. Políticos sin entrañas que van a por todas y que hipocritamente dicen lo contrario de lo que piensan, políticos que saben que la recuperación económica como tal no existe ni va a existir, la única recuperación prevista es el enriquecimiento a manos llenas de los que ya eran ricos. 

      Los ratas de nuestros empresarios y dirigentes ven el negocio en el reflejo de oriente, donde ejércitos de trabajadores inteligentes y competentes, pero esclavizados y aborregados, trabajan de sol a sol. Los esclavos de oriente no tienen el vicio de los de occidente y se limitan a trabajar y a callar, su trabajo es su  ocio, disfrute y felicidad. Esclavos indios, paquistaníes, chinos, nipones, coreanos e indonesios son explotados a cambio de cubrir sus necesidades vitales: comida, vestido y cobijo es suficiente para unos pueblos muy eficientes, que joden sin ser conscientes a sus congéneres de occidente, quizá no tan inteligentes pero menos cándidos, ingenuos e inocentes.

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