sábado, 2 de noviembre de 2013

POBREZA Y MISERIA


     La pobreza no es miseria, la miseria es indigna y hay que combatirla. Hay que mirar a los ojos a los pobres y dignificar la pobreza combatiendo la miseria. Cualquiera puede perder su trabajo, quedarse sin ingresos y empobrecer. Pero una sociedad democrática y desarrollada tiene que dar amparo suficiente y de manera eficiente a los empobrecidos por el sistema, cada pobre que la sociedad deja caer en la indigencia es miseria que a todos nos consterna. La miseria es el último reducto en el que podemos caer cualquiera y por que esto es así, debemos, dentro de las posibilidades de cada uno, combatirla.

      Los poderosos, que no quieren hacer ningún tipo de sacrificio personal ni económico y que son unos hipócritas anticristianos, si podrían influir en la suerte de los empobrecidos por un sistema hecho a medida y que mantienen anquilosado y cerrado. La mayoría se definen a si mismos como creyentes y seguidores de la palabra de Jesús, pero lo que deja de ingresarse por su enorme fraude fiscal si ayudaría a arreglar el problema de la financiación de los servicios básicos e imprescindibles de los trabajadores y clases menos favorecidas, estos privilegiados hipócritas prefieren conservar y aumentar sus márgenes de beneficios, mintiendo y utilizando con todo descaro a la religión como muro de contención.

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