sábado, 16 de julio de 2016

CON OSTENTACIÓN Y PROVOCACIÓN


     Cuando yo era un niño e iba a la escuela, aprendí entre otras muchas cosas una que me quedó grabada para siempre. El maestro nos habló de los ciclos de vacas gordas y de los ciclos de vacas flacas, que como estos eran repetitivos, había que guardar de las gordas para cuando vinieran mal dadas, pero también nos dijo que estos ciclos estaban condicionados por diversos factores, de entre estos destacaban dos: Las fuerzas de la naturaleza y la guerra por el poder de los hombres.

     Que cuando la fuerza de la naturaleza arruinaba el esfuerzo de los hombres, estos solían ser solidarios entre si, y apoyándose los unos con los otros conseguían reponerse y comenzar un nuevo ciclo bonancible, pero cuando el ciclo ruinoso provenía de una guerra  ya no había solidaridad, sino esclavitud y explotación de los vencedores sobre los vencidos. Si esto venía siendo así por los siglos de los siglos, porqué habría que pensar que ahora no iba a suceder lo mismo.

      Desde que los poderosos descubrieron que podían manejar los hilos que mueven la conducta humana, fueron dejando de lado la carnicería de las guerras convencionales, por lo menos en el primer mundo, sustituyéndolas por la guerra económica global, donde consiguen mayores beneficios sin que la sangre salpique sus trajes y conciencia. Sutilmente esclavizan y explotan a las clases humildes y trabajadoras, exprimiéndolas hasta arrancarles el beneficio, que para ellos es como el néctar que alimenta su buena vida, además lo hacen sin cortarse, con ostentación y en muchos casos con provocación.

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