Empezaron a aplicar su estructurado plan primero con unos pocos miles, con cierto temor y desconfianza esperaron una reacción que nunca llegó, se animaron y la aplicación se extendió a cientos de miles y tampoco se reaccionó, y ahora ya son millones los trabajadores que cobran un salario mínimo en condiciones leoninas y en precario. Una forma de esclavitud que ya parecía olvidada.
Contratados por horas, días, meses... a la calle y vuelta a empezar, sin consolidar trabajo alguno los años transcurrirán, cuando lleguen a los cincuenta sin derechos ni dignidad carne de cañón serán y a nadie parece importar. Lo importante son las estadísticas, estas dicen que se crea empleo aunque este sea precario, de mala calidad y mal pagado, y que al fin y al cabo la economía crece, lo cual intrínsecamente es cierto, es como si tú te comes un pollo y yo ninguno, estadísticamente nos comemos medio pollo cada uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario