martes, 24 de diciembre de 2013

SIN PODER Y SIN DINERO


     Sobre el papel la derecha representa la corrupción y la izquierda la decencia. La realidad nos dice que la corrupción ya impregna  tanto a la derecha coma a la izquierda. Ya no son fiables, unos y otros representan una comedia, todo son medias verdades y guardar las apariencias.

     Manejan los resortes del poder a conciencia, exprimen todo lo que pueden donde pueden y a veces hasta donde no pueden también, guardando la apariencia de una honradez hipócrita. Tienen el poder para ayudar a arreglar los desvaríos de la sociedad, pero no lo hacen por propia conveniencia. Las élites de las que ellos forman parte o esperan formar (en este caso tienen que hacer méritos mediante el servilismo) los arropan y los incentivan mediante corruptelas por los servicios prestados.
   
     Cuando mediante pruebas irrefutables, se descubren a los canallas, corruptos y mentirosos, como el mal es tan generalizado y la mayoría de la  sociedad  está aborregada y acomodada, nadie toma medidas concretas. Todos en mayor o menor medida estamos impregnados de una mugre que tiñe nuestra moral y nos incapacita para reaccionar. Cuando conversamos nos cuidamos muy mucho de decir con claridad nuestra opinión, desconfiamos porque sabemos que la norma social por antonomasia para la supervivencia es la hipocresía, a nadie se le ocurre decir con claridad lo que en realidad piensa sino quiere verse envuelto en una espiral de incomprensión.

      Todo esto los que manejan los resortes el poder lo saben y juegan con ello, lo importante para los ricos es el poder, para los pobres es el dinero, lo que le sobra a espuertas a un rico le falta por escasez a un pobre. Los pobres bien educados, solidarios y apiñados luchando por la justicia son el poder. Los ricos educados en la insolidaridad utilizan el dinero para comprar poder, los pobres cuando pierden poder ganan dinero, los ricos cuando compran más de la mitad del poder, recuperan el dinero dejando a los pobres sin poder y sin dinero.

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