martes, 23 de abril de 2019

EL LIBRILLO DE PABLO IGLESIAS Y EL MÍO


     La aptitud con respecto a la Constitución de Pablo Iglesias me recuerda a la mía propia con respecto a las leyes franquistas cuando asistía a las reuniones del Comité de Empresa y del Comité de Seguridad e Higiene en el trabajo, eran tiempos de la Transición de la dictadura franquista a la actual democracia, finales de los años setenta del siglo pasado.

     Durante ese tiempo de transición se convivió con leyes franquistas mientras no se derogaron y se fueron sustituyendo por otras que nos trajo la democracia. Existían igual que ahora desencuentros y desacuerdos entre la patronal y los trabajadores, y las leyes que sobre el papel servían para proteger a los trabajadores no se cumplían a pesar de emanar del ideario franquista.

     Yo, al igual que Pablo Iglesias, en las reuniones de los comités antes citados, también llevaba conmigo unos librillos editados por el Movimiento Nacional, donde se recogían los derechos que nos asistían. Cuando leía literalmente y en voz alta estos derechos que no se cumplían, el ingeniero que presidía (falangista y miembro de Fuerza Nueva) me decía que todo aquello no procedía por mala interpretación del texto y, que si seguía insistiendo daría por finalizada la reunión y que me atuviera a las consecuencias.

      Hoy en día Iglesias bien procede, pues la lectura de los artículos de la Constitución no dan lugar a una mala interpretación porque ella misma defiende su libertad de expresión, cosa que en aquellos tiempos no ocurría.

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