Pronosticaron un estallido violento del pueblo trabajador, pero no ha sido así. El estallido que se avecina está en pleno proceso de maduración, pero no será un estallido cualquiera, será un estallido de indignación bien encauzada. Subestimaron la capacidad de los ciudadanos para hacer frente de manera unitaria al expolio económico y de derechos que han emprendido por orden de las multinacionales, las grandes fortunas y el capitalismo simple y ramplón que aprovechando la globalización y el poder del conocimiento y control, se permiten apretar, ajustar y eliminar derechos con el objeto de aumentar la rentabilidad con la especulación y explotación de las necesidades básicas de la mayoría de la población.
La paradoja es que les va a salir el tiro por la culata, pues menospreciaron y se burlaron de la capacidad e inteligencia de los que consideran chusma barriobajera. Como dice Pablo Iglesias, el miedo empieza a cambiar de bando, los de la casta y sus lacayos tienen mucho que perder y el pueblo tiene muchos derechos que reconquistar, los trabajadores no piden nada de otro mundo, todo lo que pedimos y necesitamos es que se cumpla con la legalidad al cien por cien, que todos, absolutamente todos estemos a las duras y a las maduras. No puede ser que el tanto tienes tanto vales incline la balanza siempre a favor de los poderosos, estos tiene que supeditarse siempre a la ley si quieren evitar el estallido, si les toca pagar tienen que pagar, porque cuando les toca cobrar ya saben como cobrar aplicando la ley con todas sus consecuencias, aun que estas estén llenas de crueldad, dejen en la miseria y expulsen de sus casas a sus semejantes más necesitados. Que se creen, que con pasar por el confesionario y hacer un acto de contrición hipócrita Dios los va a perdonar. Ellos que presumen de creyentes que sean consecuentes.
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