lunes, 15 de octubre de 2018

NI GRACIAS A DIOS NI AL DEMONIO


     Vaya por delante mis respetos para los creyentes que aunque equivocados son capaces de llevar una vida ejemplar, por supuesto son los menos pero alguno hay. Dicho esto, también he de decir que la inmensa mayoría de los falsos creyentes son gentes de entendederas limitadas, aun en el caso de los que poseen estudios superiores ¿Como si no se puede creer en una fantasía, que a estas alturas está demostrado científica e históricamente como una elucubración desarrollada a lo largo de los siglos más obscuros por la ignorancia supina de la población, donde los bien vivientes del cuento se aprovecharon de la sangre, sudor y lágrimas de los que trabajaban de sol a sol labrando los campos, construyendo sus templos y palacios, de los que desarrollaron oficios y mecanismos para el deleite y el bien vivir de la nobleza y el clero.

     Nobles y eclesiásticos abusaron, robaron y estafaron siempre que pudieron a los trabajadores, obreros y artesanos. Por lo tanto el pueblo llano puede desde ya romper amarras, algo que poco a poco se va consiguiendo y no gracias a Dios ni al demonio, sino gracias al conocimiento y a la educación que combate el sectarismo y la ignorancia.

     Nunca nadie en la historia de la humanidad demostró la existencia de ningún dios. Dios no existe, es algo que sobrevive en el imaginario de cierta gente que al parecer necesita, o le crearon la necesidad de creer. Muchos dan gracias a Dios cuando se recupera de una enfermedad, y se olvidan de dar las gracias a la ciencia que lo curó. Dios no entra en la ecuación científica, la humanidad se ha inventado una respuesta universal llamada Dios que es la opción fácil para combatir el miedo inculcado por aquellos que desde siempre estafaron la verdad y el conocimiento.

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