domingo, 2 de octubre de 2016

EL RESPETO MUTUO ES LO QUE VALIÓ.


     Cuando se encuentran dos personas desconocidas, pueden llegar a empatizar. Siempre hay un hilo conductor, algo a lo mejor nimio pero que ayuda a enlazar dos maneras diferentes de pensar. Ser rico, de derechas y creyente no es lo mismo que ser de condición humilde, de izquierdas y agnóstico, la empatía solo necesita cercanía, pues la misma persona condicionada por su cuna, puede llegar a ser lo uno u lo otro. Y por que esto es así y no de otra manera, al final no debe ser ni el estatus, ni la desconfianza la que impida una relación de respeto y amistad.

    Todo esto viene por que en mi primer viaje por el inserso, conocí en Bilbao a Carlos, un farmacéutico ya jubilado y octogenario, una persona con la que empaticé desde el primer momento, quizá ayudó su mentalidad abierta y ser como yo... colchonero. Ese día la victoria sobre nuestro gran rival merengón fue el nexo de unión y una nimiedad como esa dio lugar a la amistad. Mas tarde descubrimos, tanto él como yo, que no compartíamos estatus, ni afinidad política, ni religiosa. Pero no nos importó, el respeto mutuo es lo que valió.

   

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