miércoles, 13 de abril de 2016

O YO, O EL CAOS




     Con el rollo de los matices, que magnifican a conveniencia, pretenden seguir en el poder aparentando ser imprescindibles, o yo, o el caos. Se creen imprescindibles y de alguna manera lo son. Son imprescindibles a la hora de mejorar las condiciones de explotación económica y ocultación de capitales para aumentar los beneficios de sus correligionarios, con los que comparten clase.

     Chantajean cuando no son capaces de convencer, dicen que el populismo lo único que tiene es un discurso atractivo, que a los populistas les gusta vivir sin trabajar, pero el crecimiento de lo que ellos llaman populismo, se debe, cada vez más, a la miseria moral y salarial a la que condenan a los trabajadores y a sus familias. Los ricos dicen que creen en Dios, pero viven de la apariencia en un teatro hipócrita y fraudulento, utilizan a las personas como a una mercancía más, desprecian a los que ellos dicen sus hermanos con la ignominia de no respetar su dignidad, fomentando por activa y por pasiva la miseria salarial y el recorte de derechos humanos, dejando como válvula de escape la caridad a su capricho y voluntad.

     En los paraísos fiscales están confiscados derechos y salarios. El importe del expolio está ya desvelado, los adláteres de los poderosos han trabajado con eficacia y han sido compensados, ahora que el truco se ha desvelado nadie procede a reparar el desaguisado. El podemismo es la única y última esperanza del pueblo violentado, burlado y maltratado, por desgracia más de la mitad de la población es  insolidaria  con ella misma e inconsciente de semejante varapalo. Su ignorancia les hace perder la batalla, ni a palos aprenden a no repetir el error del pasado, y acojonados se creen el... o yo, o el caos.

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