viernes, 7 de marzo de 2014

LA INMENSA MINORIA


     Lo que debería ser un honor para cualquier político de bien se ha convertido en temor. Para un demócrata colaborar con la Justicia e incentivarla es un fundamento irrenunciable, como lo es que sin justicia no hay democracia. Hoy la Justicia es un coladero lleno de resquicios legales para los ricos, por donde eluden el pago de impuestos sin consecuencias penales. Es un sistema injusto, ineficiente y poco transparente. La ley fiscal hay que revisarla todos los años, para reconducir cualquier inercia especulativa, hay que estar vigilante y a la expectativa con los poderosos porque por costumbre son unos tramposos compulsivos. La democracia les incomoda y la soportan mientras buscan otra alternativa. Son poderosos pero son minoría y hay que obligarlos mediante el imperio de la ley a supeditarse a la mayoría.

     Hay que desmantelar el vasto sistema que han desarrollado para la ocultación de capitales fuera del alcance del fisco. La industria del fraude que los asiste es gigantesca, los medios que disponen son muy sofisticados, pero la justicia democrática si quiere puede desmantelar el tinglado que han montado, pero no lo hace porque es dependiente del poder establecido por los poderosos que curiosamente son la inmensa minoría que nunca se supedita a la mayoría. 

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